– ¿Pero otra vez vas a ir? si ya fuiste el año pasado.
– Sí, y el otro.
– Pues no lo entiendo.
– Pues que le vamos a hacer.
Esto es el resumen en cuatro líneas de las conversaciones cuando se te ocurría decir en el curre que te ibas, otra vez, a pasar unos días a la misma ciudad que el año pasado, y que el otro. Que habiendo tantas ciudades que ver en el mundo, para que ibas a repetir, vaya tontería.
Claro que, si la visita a cada ciudad que ver en el mundo al final se convierte en una ‘experiencia’ de recorrer deprisa, mal y sin parar cuatro ‘atracciones turísticas’, comer en una franquicia de hamburguesas, como en casa no se come en ningún sitio, poner otra chincheta en el mapa, hacer un selfie, compartirlo por lo de matar de envidia, y pasar ya la siguiente, pues oye.
Prefiero repetir, mejor un ‘slow turism’, en la primera visita te quitas de un plumazo todos los lugares ‘obligatorios’ y a partir de ahí eres libre de callejear como si llevases una década viviendo en ella, descubres los lugares a los que te apetece volver una y otra vez, haces poco a poco tuya la ciudad y su respirar, aprendes a reconocer el olor de cada barrio y vuelves a comer al mismo sitio donde recuerdas el nombre del dueño, poco a poco eres consciente de los cambios de año en año, redescubres lugares que te dio tiempo a olvidar y acabas fantaseando con irte a vivir allí una temporada. En lugar de poner chinchetas en lugares de un mapa pasas a ponerlas en el mismo punto físico, etiquetándolas con fechas.
No se extrañen que cualquier día les digo que me he mudado a Lisboa. Mientras seguiré saludando a Doña Adelaide, al Sr. Henrique y a todos sus nuevos vecinos cada vez que deambule por el Barrio de Mouraría, un sitio precioso para quedarse a vivir.
Las fotos de una anterior visita aquí !como pasa el tiempo!
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Nos vemos por las ruas!
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