– La Visitación en sí es el descubrimiento más importante […] de la historia de la humanidad. No importa tanto quiénes fueran aquellos extraterrestres. No importa de dónde vinieran ni para qué, por qué se quedaron tan poco tiempo ni adónde se marcharon después. Lo que de verdad importa es que ahora la humanidad sabe que no estamos solos en el universo […]
– Todo esto es muy interesante, doctor Pillman, pero yo me refería a los descubrimientos de tipo tecnológico […] Hay una larga lista de eminentes científicos que son del parecer que los hallazgos de las Zonas de Visitación son capaces de cambiar el curso de la historia.
[…]
– En la comisión, mis colegas y yo representamos la opinión de la comunidad científica internacional frente a las decisiones que toma la ONU respecto al control de la internacionalización de las Zonas de Visitación. Hablando en plata, velamos que solo el instituto internacional disfrute de las maravillas extraterrestres que se obtienen en las Zonas.
– ¿Es que alguien más intenta apropiarse de estas maravillas?
– Sí.
– Se refiere a los stalkers, ¿verdad?
– No sé que es eso.
– Así es como llamamos en Harmont a los intrépidos que se cuelan en la Zona por su cuenta y riesgo y sacan de allí todo lo que encuentran. Se ha convertido en una nueva profesión.
[…]
Se puso un delantal de caucho y se enfundó unos guantes del mismo material hasta los codos, y fue sacando el contenido del saco y colocándolo en la mesa. Dos vacíos. Una caja de alfileres. Nueve pilas. Tres pulseras. Una especie de aro, parecido a una pulsera, pero de metal blanco, más ligero y unos treinta milímetros mayor de diámetro. Dieciséis piezas de lágrimas negras envueltas en polietileno. Dos esponjas magníficas, en muy buen estado, del tamaño de un puño. Tres picapicas. Un bote de barro con gas. En el saco había un pesado contenedor de porcelana empaquetado cuidadosamente con fibra de vidrio, pero no lo tocó. […]
Después abrió un cajón, cogió un papel, lo que quedaba de un lápiz y una tabla de precios […] escribió tres columnas de números y sumó las dos primeras. Los resultados eran considerables […] abrió con precaución la cajita de alfileres y los desparramó encima del papel. Cogió un alfiler y con cuidado de no pincharse lo sostuvo entre el pulgar y el índice. Después apagó la luz y esperó a que se le acostumbraran los ojos a la oscuridad […] lo apretó con más fuerza, a riesgo de pincharse, y entonces el alfiler habló: lo recorrieron unas débiles llamaradas rojizas que luego se volvieron verdes y espaciadas. Durante unos segundos Redrick admiró aquel extraño juego de fuego, que, según sabía por los Informes, tenía algún significado.
[…]
– […] Pero ¿y la Visitación? ¿Qué opina de la Visitación?
– Mire… Imagínese un picnic
[…]
– Ya entiendo. Un picnic de camino.
– Exactamente. Un picnic de camino por el universo.
Stalkers, los contrabandistas suicidas que se adentran en la Zona para obtener toda clase de artilugios de tecnología desconocida, reptando y deambulando por parajes donde las leyes de la física están del revés y el espacio tiempo te puede hacer picadillo en cuanto pises lo que parece una cagada de mosca.
A Stalkers retornando con sus preciosos tesoros, a visiones y sueños eternos, anhelos de felicidad perdida. Eso es lo que me viene a la mente al admirar las preciosistas y detallistas piezas de Deih (& friends) por Valencia. Disfruten de las vistas a la Zona:
Más fotos en mi flickr: http://www.flickr.com/search/?user_id=72764087%40N00&sort=date-taken-desc&advanced=1&text=la%20zona%20valencia&view_all=1
El texto son fragmentos de la traducción directa al castellano (y completa) de la novela Stalker de los hermanos Strugatski, un pequeño libro con muchas lecturas y muestra de la estupenda y no suficientemente apreciada SciFi rusa. También pueden (deben) ver la película homónima de Tarkovski (no es díficil de encontrar), pero no lo hagan sin leer la novela hasta el final, you’re warning.
Nos vemos por la Zona!
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