Memoria histórica

1 Posted by arteen - 9 July, 2014 - LIS, URBAN ART

Imagínense una ciudad que celebra el fin de la dictadura, una ciudad donde pintan decenas de murales conmemorando la fecha en la que cerraron y dieron carpetazo a un gobierno criminal y opresor.

Imagínense una ciudad donde la gente se para cuando te ve haciendo fotos a los murales, te sonríe y se asegura que entiendes lo que significan los símbolos y lo importante que es para ellos.

Sigan imaginando que en la librería municipal el libro que te encuentras expuesto en primera línea es el que muestra las fotos y las historias del día en que la gente dijo basta y unos casi crios vestidos de militar se hicieron los locos cuando les ordenaron disparar los tanques contra sus propios vecinos.

Y más les vale que continúen imaginando, porque esa ciudad es Lisboa, ese país es Portugal y ese día es el 25 de Abril, el día de la revolución de los claveles (blancos).

Aquí la realidad es que los pocos murales que critican la dictadura franquista son los primeros en ser tachados (dense una vuelta por Lavapiés), ir con una chapita con los colores de la bandera legal previa a la dictadura te impide la libre circulación porque puedes molestar, militantes del partido en el gobierno se fotografían con banderas franquistas y no pasa nada, y la multitud guarda el mismo silencio que los muertos de las cunetas, esos que para algunos son restos arqueológicos en lugar de crímenes impunes.

Es lo que tiene hacer una transición “modélica”, que no tienes una ruptura, que siguen los mismos pero disimulando, el si cuela cuela tan patrio. Es lo que tiene meter la mierda bajo la alfombra y clavarla al suelo, que te aguanta unas décadas, luego cuando quieres cambiarla porque está sucia, lo que te encuentras debajo es un lodazal de podredumbre, que por mucho que algunos se empeñen en mantener, habrá que limpiar de una vez, porque ya cheira que tira para atrás.

Como decimos en Galicia, menos mal que nos queda Portugal. Aquí tienen un resumen de los murales celebrando la revolución de los claveles que hay por todo Lisboa, y faltan. Lo que es más difícil de transmitir es el orgullo que sienten los portugueses por esa fecha, eso tienen que sentirlo.